José Antonio Yélamos, Agronomy lead de la firma JISA, nos aporta información técnica sobre la glicina betaína como bioestimulante agrícola contra el estrés abiótico.
Las condiciones ambientales adversas a un cultivo influyen de forma importante en su desarrollo, crecimiento y productividad. Estas pueden provocar lo que llamamos estrés abiótico, cuando es causado por el déficit hídrico, la salinidad, el frío, el calor, la irradiación luminosa, etc.
Entre las materias primas utilizadas para la formulación de productos bioestimulantes para combatir los efectos que tiene el déficit hídrico provocado por estreses abióticos se encuentra la glicina betaína.
La glicina betaína como bioestimulante.
La glicina betaína es químicamente hablando una amina cuaternaria. Un compuesto no iónico que sintetizan las plantas como respuesta adaptativa a situaciones de déficit hídrico, produciendo un efecto osmoprotector a nivel celular.
Se denomina efecto osmoprotector, a una serie de respuestas que ponen en marcha las plantas cuando se ven sometidas a un estrés hídrico para protegerse de la deshidratación.
En síntesis, a nivel celular, al disminuir la cantidad de agua en el medio, se produce un flujo de agua del citoplasma hacia el exterior de la membrana, produciendo una pérdida de turgencia en los tejidos y una disminución de la tasa fotosintética de la célula. La planta empieza a sintetizar sustancias que compensen la concentración de solutos del citoplasma con la que tiene en el medio exterior y evitar la salida excesiva de agua de las células.
Además de la glicina betaína, la prolina, el manitol o los azúcares, por ejemplo, también son sustancias con efecto osmoprotector que le sirven a la planta para equilibrar el balance hídrico celular.
Tipos de glicina betaínas.
La glicina betaína puede ser de origen natural o de síntesis. La de origen natural procede de extractos de melaza de remolacha (Beta vulgaris); es un tubérculo de gran riqueza en esta sustancia y es un producto con gran compatibilidad biológica con la glicina betaína que sintetizan las plantas y que está admitida en agricultura ecológica y no da ningún problema en tratamientos foliares.
Esta materia activa, sola o formando parte junto con otros compuestos igualmente osmoprotectores, se puede presentar en el mercado tanto en formulados sólidos como líquidos. Son productos que tienen una fácil disolución. Destacar que existen en el mercado abonos orgánicos de origen vegetal a base de vinaza de remolacha que de forma natural aportan glicina betaína asimilable por la planta y que por su relación calidad/precio son una fuente muy interesante como aporte continuo durante todo el ciclo productivo. Además, estos productos cumplen con el Reglamento (CE) 834/2007 como insumo en agricultura ecológica.
Uso de la glicina betaína en los cultivos
La glicina betaína se enmarca dentro de los productos utilizados como bioestimulantes no microbianos. Los formulados a base de esta materia prima, se pueden aplicar tanto en el riego como por pulverización foliar, siendo las dos formas igual de válidas. Hay que tener presente que la nutrición foliar es una herramienta muy útil en momentos específicos de los cultivos, en este caso es recomendable usar siempre algún producto con efecto mojante para que el producto esté durante más tiempo en contacto y mejore su eficacia.
El uso de glicina betaína en la nutrición vegetal aporta en primer lugar un ahorro energético, pues la planta no tiene que sintetizarla. En segundo lugar, nos garantiza una respuesta más rápida de la planta al estrés provocado por la falta de agua, temperaturas extremas, irradiación luminosa excesiva y salinidad.
En cuanto al número de repeticiones y las dosis a utilizar, dependerá de cuál es el resultado que buscamos y que nos aporte mayor beneficio económico. La nutrición vegetal siempre hay que verla como una inversión y no como un gasto, pues puede incrementar la producción y la calidad del producto en mayor medida que la inversión efectuada en ella.
Los beneficios agronómicos de los que estamos hablando sirven para cualquier cultivo. Para el cultivo, tras su aplicación, al tener la planta preparada para superar el estrés abiótico, las células de la planta no verán disminuidas su turgencia, ni la tasa fotosintética se verá afectada de la misma forma que en plantas que no hayan sido tratadas con una fuente exógena de glicina betaína.
Estos beneficios serán visibles en las diferentes fases fenológicas del cultivo: Una mayor viabilidad de polen que favorece un aumento en el número de frutos cuajados y una mejora en cuanto a calibre y llenado de frutos como consecuencia de una mejor tasa fotosintética en los cloroplastos.
D. José Antonio Yélamos
Bioestimulantesagricolas.net agradece la información sobre la glicina betaína proporcionada por D. José Antonio Yélamos. Agronomy lead e ingeniero Agrónomo vinculado desde 2006 a la compañía Jiloca Industrial (JISA), en la que además participa activamente en la formulación de nuevos productos nutricionales, bioestimulantes y biocontrol.
La firma JISA, dedicada desde 1989 a la fabricación y comercialización de agronutrientes y bioestimulantes, posee presencia comercial en más de 20 países.
Destacar que JISA es socio fundador de AEFA y siempre participa de forma activa en la asociación.