Las proteínas hidrolizadas de plumas entran en el mercado de los bioestimulantes para las plantas, gracias a la tecnología e innovación de las empresas, encaminada a fomentar sostenibilidad y economía circular.
Estas proteínas hidrolizadas de plumas, nacen de la transformación de un subproducto de la industria avícola rico en aminoácidos. Un modo de aprovechar unos recursos existentes.
¿Qué se hace con las plumas?
El uso de las plumas para conseguir bioestimulantes agrícolas, es reciente. Sin embargo, este subproducto ya tiene diferentes aprovechamientos, como, por ejemplo, en la fabricación de almohadas y cobertores, algunos cosméticos y en harinas para la alimentación de animales monogástricos, como las mascotas.
Estas plumas, además contienen un biopolímero natural llamado queratina, y este, se puede emplear como materia prima en la fabricación de diversos productos cosméticos y farmacéuticos de uso humano, como son la preparación de cremas para heridas, así como subproducto de alimentos balanceados a partir de la masa proteica restante para animales. Los alimentos balanceados son una mezcla de micro y macronutrientes, cuya composición aportan al metabolismo del animal, los nutrientes necesarios para su crecimiento y desarrollo.
Gracias a la tecnología y la innovación, la búsqueda de nuevas formas de aprovechamiento de los subproductos se ha convertido en una fuente inagotable de propuestas. La última es aprovechar las proteínas que contienen las plumas de aves para crear bioestimulantes que mejoran el rendimiento y la salud de los cultivos.
Plumas de aves para sustratos, bioplásticos, biotextiles
Destacar que con las plumas de aves y vinculado con el sector agropecuario, también se desarrollan bioplásticos, biotextiles y sustratos.
Los bioplásticos y biotextiles a base de plumas de ave, a partir de la queratina de sus plumas, permiten aportar propiedades y nuevas funcionalidades al producto final. Entre ellas, la capacidad de biodegradación ajustada a la duración de los cultivos, aportación de nutrientes como el nitrógeno orgánico al suelo y no generar residuos al final de su ciclo de vida.
En el campo de los sustratos, se desarrollan materias primas para la formulación de estos, así como cubos de espuma para cultivo hidropónico.
La proteína hidrolizada de pluma en agricultura.
La proteína hidrolizada de pluma para su uso como bioestimulante en agricultura, se extrae mediante la tecnología de hidrolización, propiamente dicha. Con la aplicación sobre ellas de temperatura, presión y enzimas, permite hacer las moléculas de aminoácidos de las plumas, lo suficientemente pequeñas, para que puedan ser absorbidas por la planta tanto a nivel radicular como foliar.
Esta dualidad, permite su aplicación, mediante la tecnología apropiada, tanto en cultivos de regadío como de secano.
Según informan las empresas fabricantes de obtención de proteína hidrolizada de pluma, en su proceso de extracción de dicha proteína, no se aportan elementos químicos y se posee la garantía de que están exentas de metales y dioxinas.
Estos hidrolizados de proteínas contienen una mezcla de péptidos y aminoácidos, además de otros compuestos que pueden contribuir a su acción bioestimulante, como carbohidratos, fenoles, elementos minerales, fitohormonas y otros compuestos orgánicos.
Formulada esta proteína procedente de plumas, en calidad de materia prima, como bioestimulante para la aplicación en agricultura, aporta propiedades probióticas que mejora el estado de la planta para combatir el estrés hídrico y térmico, mejor respuesta ante problemas propios de fisiopatías, así como la mejora de su rendimiento en la producción. Esta materia prima pertenece al grupo de bioestimulantes no microbianos.
Su uso no conlleva alterar las técnicas de cultivo, simplemente complementar y contribuir al buen estado de la planta.