El alga parda Sargassum muticum, conocida comúnmente como sargazo japonés o alga de alambre japonesa, representa una dualidad en el mundo marino y, cada vez más, en el terrestre.
Por un lado, es reconocida como una especie exótica invasora, con notables impactos ecológicos y económicos en las costas donde se establece fuera de su rango nativo. Por otro, emerge como una fuente de compuestos bioactivos con aplicaciones en la agricultura, particularmente como bioestimulante no microbiano. Este doble valor convierte a Sargassum muticum en un organismo de creciente interés científico y agronómico.
Descripción de la Sargassum muticum.
La Sargassum muticum pertenece al grupo de las algas pardas, dentro de la clase Phaeophyceae, orden Fucales y familia Sargassaceae. Es un alga de gran porte, capaz de alcanzar longitudes considerables, que pueden variar desde 1 a 3 metros en condiciones habituales hasta unos impresionantes 10 a 16 metros en ciertos hábitats. Su coloración oscila entre el marrón amarillento y el verde oliva, tonalidades características de muchas otras algas pardas.
Originaria de las aguas costeras de Japón y China, la Sargassum muticum muestra una preferencia por fondos duros y resguardados del oleaje intenso, desarrollándose desde la zona intermareal media hasta áreas infralitorales, pudiendo alcanzar profundidades de hasta 10 metros.
Desde el punto de vista morfológico, la Sargassum muticum se ancla al suelo marino mediante un disco basal adhesivo. De este disco emerge generalmente un tallo principal corto y erecto, del cual parten ramas principales dispuestas en espiral.
Estas ramas, a su vez, presentan una ramificación alterna, conformando una estructura frondosa y a menudo intrincada. En cuanto a sus coloquialmente llamadas hojas, ya que técnicamente son láminas o filoides, son pequeñas y pueden tener bordes lisos o dentados, asemejándose en este último caso a las hojas del acebo.
Una característica distintiva son sus numerosas vesículas esféricas llenas de aire, denominadas aerocistos, de unos 2 a 3 milímetros de diámetro. Estas vesículas actúan como flotadores, permitiendo que el alga se mantenga erguida en la columna de agua y que sus partes superiores alcancen la luz solar necesaria para la fotosíntesis.
Sus órganos reproductores, conocidos como receptáculos, tienen una forma que recuerda a una maza.
En cuanto a su ciclo vital, la Sargassum muticum es una especie monoica, lo que significa que un mismo individuo es capaz de producir tanto gametos masculinos como femeninos. Su ciclo de desarrollo es monogénico, implicando una sola generación diploide a lo largo de su vida.
Eta alcanza la madurez sexual durante el verano, periodo en el que se produce la liberación de gametos. Destaca por su alta fecundidad y una notable capacidad de regeneración a partir de fragmentos. Además, su tasa de crecimiento puede ser extraordinariamente rápida, registrándose incrementos de hasta 10 centímetros por día durante la primavera en condiciones favorables.
Estas características morfológicas y reproductivas, como son su rápido crecimiento, elevada fecundidad, presencia de aerocistos que facilitan la flotación y dispersión, y capacidad de regeneración, son factores clave que explican tanto su éxito como especie invasora como su potencial como fuente de biomasa para la obtención de extractos.
Las mismas adaptaciones que le permiten colonizar nuevos ambientes de forma agresiva y desplazar a especies nativas, la convierten en un recurso potencialmente abundante y de rápida renovación si se considera su aprovechamiento. Es, en esencia, una doble cara de la misma moneda biológica.
Métodos de recolección de la Sargassum muticum en agricultura.
Desde el punto de vista de la Sargassum muticum en agricultura, la obtención de biomasa de Sargassum muticum para la elaboración de extractos bioestimulantes se realiza mediante su recolección directa del medio natural.
Esta alga, en las zonas donde se ha establecido como invasora, a menudo forma densas praderas submareales o intermareales, y también puede acumularse en grandes cantidades en las playas tras eventos de desprendimiento, formando los conocidos arribazones.
Dada su condición de especie invasora, la recolección sistemática y la posterior valorización de la biomasa de Sargassum se plantean cada vez más como una estrategia doblemente beneficiosa: por un lado, se obtiene una materia prima con potencial industrial y agrícola, y por otro, se contribuye a mitigar el impacto ambiental y económico que estas proliferaciones masivas ocasionan en los ecosistemas costeros. Se trata, en esencia, de transformar un problema ecológico en un recurso valioso.
Los extractos de Sargassum muticum.
Los extractos obtenidos de Sargassum muticum, así como de otras especies del mismo género, son una auténtica factoría de moléculas con actividad biológica.
Esta riqueza en compuestos bioactivos es la base de sus efectos bioestimulantes sobre las plantas. Entre los componentes más destacados se encuentran los polisacáridos complejos. Las algas pardas son especialmente ricas en polisacáridos estructurales y de reserva como los alginatos y los fucoidanos. Estos compuestos no solo tienen propiedades físicas que pueden mejorar la estructura del suelo y la retención de agua cuando se aplican, sino que también pueden actuar como elicitores, es decir, moléculas que activan los mecanismos de defensa naturales de las plantas frente a patógenos o estrés.
También están los compuestos fenólicos (florotaninos), que se trata de un grupo de polifenoles exclusivos de las algas pardas, con una potente actividad antioxidante. En el caso de esta alga, se han identificado compuestos como catequinas y quercetinas. Los florotaninos ayudan a las plantas a neutralizar los radicales libres y a combatir el estrés oxidativo generado por condiciones ambientales adversas.
Respecto a sus fitohormonas y reguladores del crecimiento vegetal, los extractos de algas contienen un perfil hormonal diverso que incluye auxinas, citoquininas, giberelinas y ácido abscísico. Estas fitohormonas son cruciales en la regulación de múltiples procesos fisiológicos de las plantas, como la división y elongación celular, el desarrollo de raíces, la floración y la fructificación.
Por otra parte, están sus minerales y oligoelementos esenciales, una fuente significativa de macro y micronutrientes, como nitrógeno, potasio en niveles elevados, fósforo, calcio (también en altas concentraciones), magnesio, azufre, hierro, manganeso y zinc, entre otros. Estos elementos son directamente asimilables por las plantas y esenciales para su nutrición y correcto desarrollo.
Sobre sus vitaminas y pigmentos, sus extractos pueden contener vitaminas con funciones protectoras y metabólicas, como la vitamina C (ácido ascórbico), vitamina K y vitamina E (en forma de alfa y gamma-tocoferol). También son ricos en pigmentos fotosintéticos y accesorios como la fucoxantina, un carotenoide específico de las algas pardas con notables propiedades antioxidantes.
Otros componentes presentes en estos extractos son los aminoácidos y proteínas, que proveen a las plantas de los bloques constructores para la síntesis de sus propias proteínas, enzimas y otros compuestos nitrogenados, siendo fundamentales para el crecimiento y el metabolismo general.
Y otros compuestos, como la presencia de glucosinolatos y diversas enzimas que podrían contribuir al efecto bioestimulante global de los extractos.
Por todo ello, la notable eficacia de los extractos de la Sargassum muticum como bioestimulantes, probablemente no se deba a la acción aislada de un único compuesto, sino más bien a la compleja interacción y sinergia entre los múltiples componentes presentes en sus extractos.