La biorremediación es un proceso que utiliza organismos vivos, principalmente microorganismos y plantas, para eliminar o neutralizar contaminantes del medioambiente, especialmente del suelo y del agua.
Este proceso puede ser natural o asistido mediante la adición de nutrientes o la modificación de las condiciones ambientales para favorecer la actividad de los microorganismos degradadores de contaminantes.
En el contexto de los bioestimulantes agrícolas, la biorremediación tiene aplicaciones muy interesantes en las que intervienen la bioestimulación, fitorremediación y los microorganismos beneficiosos.
La bioestimulación para estimular la actividad de los microorganismos.
La bioestimulación consiste en la adición de nutrientes y/o oxígeno al suelo contaminado para estimular la actividad de los microorganismos autóctonos que degradan los contaminantes.
Esto puede mejorar la salud del suelo y, por ende, la disponibilidad de nutrientes para las plantas.
La utilización de plantas para la fitorremediación.
Con respecto a la fitorremediación, es cuando se utilizan plantas para absorber, acumular y/o degradar contaminantes del suelo y el agua. Los bioestimulantes pueden mejorar la eficiencia de este proceso al promover el crecimiento y la salud de las plantas, aumentando su capacidad para remediar suelos contaminados.
Y los microorganismos beneficiosos, aportados como bioestimulantes, que contienen microorganismos específicos para ser utilizados para la biorremediación. Estos microorganismos pueden degradar contaminantes orgánicos o inmovilizar contaminantes inorgánicos, mejorando la calidad del suelo y facilitando un entorno más saludable para el crecimiento de las plantas.
Así, los bioestimulantes agrícolas aplicados en la biorremediación, no solo ayuda a limpiar suelos contaminados, sino que también mejora la salud y el crecimiento de las plantas, promoviendo una agricultura más sostenible y eficiente.