En el sector de los bioestimulantes agrícolas, se incluyen sustancias o microorganismos que aplicados a las plantas contribuyen a mejorar la eficiencia de su nutrición, la tolerancia al estrés abiótico y la calidad del cultivo. Entre estos, las algas han ganado protagonismo debido a su riqueza en compuestos bioactivos que pueden mejorar el crecimiento y la salud de las plantas. Estas se encuentran dentro del apartado de bioestimulantes no microbianos.

Las algas se dividen en tres grupos principales según su pigmentación y composición química:

  • Las algas pardas (Phaeophyceae), entre las que se encuentran las especies Ascophyllum nodosum, Ecklonia máxima, Laminaria digitata, Macrocystis pyrifera, Fucus serratus, Durvillea sp. y Fucus vesiculosus.
  • Las algas rojas (Rhodophyceae), como Kappaphycus alvarezii, Chondrus crispus, Palmaria palmata y Gracilaria spp.
  • Las algas verdes (Chlorophyceae), con especies como el Chlorella vulgaris, Dunaliella salina o Ulva spp.

Destacar que todas ellas, el grupo de las algas pardas o Feofitas son las más utilizadas en agricultura. Además, las más estudiadas son el Ascophyllum nodosum, la Ecklonia máxima, la Saccharina longicruris y el Fucus vesiculosus.

Las algas pardas.

Las algas pardas se clasifican dentro del filo Ochrophyta, en la clase Phaeophyceae. Su color pardo se debe a la presencia de pigmentos como la fucoxantina, que enmascara el color de la clorofila a y c.

Estas son ricas en compuestos como polisacáridos, manitol, laminarina, alginatos y citoquininas. Estos compuestos ayudan a promover la división celular y la elongación, mejorar la tolerancia a condiciones adversas como la sequía y la salinidad, y a incrementar la actividad microbiana y la estructura del suelo.

Las algas rojas.

Las algas rojas pertenecen al filo Rhodophyta. Su color rojo se debe a los pigmentos ficobiliproteínas (ficoeritrina y ficocianina), que enmascaran la clorofila a.

Las algas rojas contienen agar, carragenanos, y otros polisacáridos sulfatados. Entre sus beneficios estimulan el crecimiento de raíces, lo que mejora la absorción de nutrientes, contienen antioxidantes que protegen las plantas contra el estrés oxidativo, y favorecen el desarrollo de microorganismos benéficos en el suelo.

Las algas verdes.

Las algas verdes pertenecen al filo Chlorophyta. Su color verde se debe a la presencia predominante de clorofila a y b.

Estas algas verdes son ricas en clorofilas, proteínas, y otros nutrientes esenciales. Estas aumentan la eficiencia fotosintética gracias a su alto contenido de clorofila, son fuente de aminoácidos esenciales y vitaminas, y favorecen la producción de fitohormonas naturales como auxinas y giberelinas.

Así, los extractos de algas en los biestimulantes agrícolas, ya sean procedentes de las algas pardas, rojas y verdes, cada una con su composición única de compuestos bioactivos, proporcionan ventajas específicas que pueden ser aprovechadas para optimizar la producción agrícola. La incorporación de estos bioestimulantes naturales no solo contribuye a una agricultura más sostenible, sino que también mejora la resiliencia de los cultivos frente a los desafíos ambientales.